Hace tiempo que me levantaba con Desesperanza, ella se quedaba a dormir, comía conmigo, hasta se cambio de habitación cuando yo lo hice, usaba mi ropa y se peinaba con mi cepillo. Desesperanza no es una muchacha muy bonita, tiene cara de melancolía y voz de tristeza, tiene unos ojos tan inexpresivos que a veces mas que dar lastima, aterran, sus movimientos provocan algo de escalofríos y a veces un poco de esas risitas cínicas, por gracia, desesperanza cayo en cama y yo abrí mis ventanas de par en par, pinte mi pared de color rojo, rojo escarlata como a mi me gusta (también mi cabello) deje que el aire circulara, me metí en el carro y anduve por toda la ciudad con una sonrisa y sin rumbo, cuando regrese desesperanza ya ni estaba, tal vez estaba en el hospital de los desesperanzados o había muerto, no dejo nota, ni aviso, no se llevo nada consigo, solo se fue… y no así como llego, por que su llegada fue muy anunciada, me dejaba recados en la frente de cada hombre con intenciones amorosas que aparecía o rondaba por aquí, me llamaba cada día para saber si ya la estaba esperando tanto que engorde 10 kilos de la ansiedad que me provocaba. Pobre Desesperanza, tal vez ande vagabunda sin saber por donde ir, tal vez no se haya alimentado y tenga hambre o frió, tal vez no le parecieron mis modos cortantes de los últimos días, yo que se.
Hoy siento ganas de que la vida de las personas tenga soundtrack incluido, si así fuera, el mió seria de estilo kronos quartet y por cada novio que dejo o me deja se escucharía la de dreams, para que todo se llene de suspenso y no de desamor, por que el desamor ya ni es lo de hoy…
