Wednesday, September 17, 2008

Fersén

Estoy en el patio de mis abuelos.  El cielo es gris, de un gris tan fuerte que da la sensación de muerte, las tempestades son grises, el invierno también.  En el techo hay un cuervo, un cuervo de brilloso plumaje tornasolado.  En el fondo Fur Alina de Arvo Part.  El cuervo abre sus alas y se posa en mi hombro.  Con voz rasposa me dice que se llama Fersén y que viene de Francia.  Es un cuervo enorme, mas grande que mi cabeza, no tengo miedo, no me sacara los ojos, al contrario, siento un amor inmenso por mi pajarraco que se llama Fersén y que dice llego de Francia por que me extrañaba y se sentía desolado sin mi.  En un gesto amoroso pongo mi cara en su pecho y su plumaje huele a sándalo y jazmín, huele dulce, me recuerda sus caricias aunque nunca las sentí.  Idealizo a Fersén por que sus enormes ojos negros miran escudriñando todo, con una profundidad tal, que hay que bajar la mirada por que están expuestos nuestros pecados ante el.  Me hace sentir que imploto en este mundo que no me debe nada y al que yo, al fin y al cabo, nada debo.  Fersén es un pajarraco de plumas negras que con la luz grisácea del cielo puede tomar colores prestados, a veces morado y otras verde, en algunos momentos cuando habla apresuradamente se le vuelven las plumas azul, de un azul que ya conocía y nada significaba, un azul turquesa, casi aqua.  Fersén me mira a los ojos y me dice que vino volando desde Francia solo por mi y yo poso mi nariz entre sus alas, aspiro su olor a sándalo y jazmín, aspiro fuerte hasta que me duelen los pulmones, por que pienso que así no se volverá a ir.

La gente dice que soñar con cuervos es mal augurio, que profetiza decepciones y no lo dudo, pero yo amo el mal augurio y la decepción.

Hace mucho lo conocí, no venia de Francia.  No pude posar mi nariz en sus alas, ni siquiera se las vi y no se llamaba Fersén, pero cuando vi sus ojos negros me dieron vergüenza mis manías y pecados.  Su cabello a veces era verde, otras morado y cuando sonreía era azul turquesa, casi aqua.  No lo olvido aun, tampoco  lo quiero hacer, por que en este mundo, donde el cielo es soso y rutinario, no existe ser alguno que vuele de ningún lado solo por mi y lo idealizo, lo hago fuerte por que pienso que así dentro de el escuchara mi voz y vendrá volando.  

Recuerdo el día que me senté frente a ti y tu no me viste, veías a los demás y tocabas tu cara con un ademan extraño. Entrada la noche capte tu atención y hablamos hasta que no tuvimos mas que contar.  No olvido tu “mjjhhh” , ni tu tono de voz, tampoco como fumabas.  No olvido tus ojos, ni tu sonrisa.  Te idealizo, por que aquí a los hombres no les cambia el cabello cuando sonríen, ni tienen alas, a fuerza de golpes tienen dos palmos de cerebro y no saben siquiera que las palabras de amor se dicen en silencio para escucharlas desde dentro, ellos lo gritan como buscando algo que al final no encuentran y siguen buscando con sus risas apagadas y los dientes quebrados de tanta ansiedad.

En el patio de mi abuela, crecen arboles de higo, chabacano, membrillo y otros mas, es un patio lleno de vida, la familia se reúne, ríe y parece que es feliz, pero cuando vi a Fersén esperando mi llamado, sacrifique los arboles y vi que mi abuela lloraba y el abuelo en un ademan tierno la abrazaba por los hombros y yo lo sacrifique todo por posar mi nariz entre sus alas.

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