Wednesday, December 27, 2006

La templanza de los ovarios

A mi a veces me duelen los ovarios sobre todo cuando estoy en mi etapa de ovulación o cuando menstruo, también me duelen cuando hace mucho frió o cuando algún gandaya me los patea no literal, pero si metafóricamente.  


Puedo jactarme de ser amante de los peores patanes que puedan existir a mi alrededor y que si de 10 me dieran a escoger invariablemente escogería al que sin muchos miramientos me romperá el corazón, siento debilidad por los hombres con aliento etílico mezclado con un poco de nicotina o de marihuana, por esos hombres egoístas, adúlteros y mentirosos.  Las mujeres necesitamos que algún ejemplar masculino, patán y ponedor venga y nos temple los ovarios.  Pienso que estas cosas solo nos pasan a las mujeres por la pendejez que irradiamos en cuanto alguno nos alegra y endulza el oído con frases bonitas y cursiempalagosientas de un futuro no próximo pero si harto prometedor, por alguna condición humana, social o ya de plano por herencia genética que caemos sin meter las manos. Casi todas las mujeres somos expertas en idear castillos en el aire y ponerle nombre a los chamacos que muy probablemente ni tendremos con dicho ejemplar. La sociedad nos hace creer que una mujer es reducida a la nada si no tiene a un macho a su lado.


Es casi inevitable no caer rendidas por el encanto que esos seres malévolos suelen exudar.  Los patanes suelen estar dotados de harta pasión y harta diversión y todas tenemos por decreto y derecho darnos de besos, y enamoriscarnos hasta los huesos de un patán, de un cínico de mala muerte que te rompa el corazón en mil pedazos, de un desvergonzado que se besuquee a cuanta mujer buenota, jodida, fea, bonita, enana, grandota, vestida, machorra, intelectualosa, bimbo, de ojos preciosos, de dientes chuecos, de cara de caballo o con ojos de pescado, para que después llegue a ti con carita de cordero a decirte cuanto te ama.  Una tiene el derecho de besuquearle los tatuajes y llorar a mares cuando la abandonan, también tenemos el derecho de patearle las pelotas de coraje, gritarles y arrancarnos los cabellos de la desesperación, de emborracharnos cantando canciones de Chavela Vargas, P.J. Harvey o cualquier tipo de música que nos afloje los mocos, las lagrimas y nos retuerza el corazón.  Solo de esta manera y oídlo bien mujeres de buena entraña y necesitado corazón, solo de esta manera aprenderemos que: “Los hombres malos son para ponerle y divertirnos harto y los buenos pa’ quererlos y amarlos”.


Salud por cada uno de los malogrados que a contribuido a templarnos los ovarios y también el corazón, a buena hora que existen los patanes (pero hay que saber, que solo para utilizarlos).





*Es regla general que para mantener el corazón a salvo una no debe enamorarse de los malos.

1 comment:

Anonymous said...

"HombreCillo" se escribe con C